T e p o z t l á n

El Valle Sagrado

Monumentos de la Protohistoria.
La Cultura Masma.


Daniel Ruzo, controvertido investigador peruano (1900-1993), lanzó en 1957 la sorprendente hipótesis de que los majestuosos cerros que circundan Tepoztlán son, en realidad, monumentos de una antigüedad que rebasa los 8,000 años, realizados por protohistóricos artistas pertenecientes a una cultura descendiente probablemente de los sobrevivientes de la Atlántida.


Como era de esperarse, esta interesante hipótesis fue recibida con escepticismo y hasta sarcasmo en los medios académicos tradicionales; pero ésto sucedió también cuando en su momento se propusieron otras teorías igualmente atrevidas, como lo fueron la existencia histórica de Troya o de la mítica ciudad de Jericó con sus murallas derrumbadas, teorías hoy totalmente aceptadas y comprobadas.


Tuve ocasión de conocer personalmente al Dr. Ruzo y sus teorías en un viaje que hice al Perú en 1969, y aun cuando al principio sus hipótesis respecto a la antigua Cultura Masma me parecieron sorprendentes, al leer después con detenimiento su importante libro, "Historia Fantástica de un Descubrimiento" y estudiar su material gráfico, tuve que aceptar que esa hipótesis de trabajo no podría ser descartada tan fácilmente. (Ver "La Bota de Fointainebleau" a la izquierda).


La Universidad Autónoma del Estado de Morelos publicó en 1990 el libro del Dr. Ruzo "El Valle Sagrado de Tepoztlán", el cual en mi modesta opinión, constituye todo un hito en el estudio de la antropología por el material que aporta, producto de extensos estudios de campo y recopilación de leyendos y "mitos" que, ahora lo sabemos, no son más que la versión popular de eventos históricos. Y dentro de ese libro, se encuentran fotografias de esas colosales esculturas (ver la foto de "El Guerrero" arriba a la derecha) que, a pesar de los milenios y la erosión, pueden ser fácilmente apreciados si son vistos en el ángulo y la luz apropiados, como sucede con la montaña decorada conocida como "Cerro del Hombre" y que representa a un personaje legendario de una gran majestuosidad, cuya enorme estatua varía de fisonomía, dependiendo de la hora en que se haga la observación, y mostrando siete rostros diferentes, desde El Guerrero hasta El Sacerdote.


Así, gigantescas puertas falsas, esculturas representando al mìtico rey atlante en diversas facetas, el caballo cabalista idéntico al de Marcahuasi, Perú y Fontainebleau (ver foto a la izquierda), perros cancerberos, cofres, naves voladoras, etc., se nos presentan ante nuestros maravillados ojos, milenios después de su creación por los artistas de esa desconocida civilización, antecesora de los olmecas y toltecas. Todos aquéllos con la suficiente amplitud de criterio y de mente, aceptarán la importancia del trabajo de Daniel Ruzo, quien, lamentablemente, falleció sin haber visto aceptada su teoría. Toca a las generaciones del futuro, comprobar las aseveraciones del Dr. Ruzo y, en toda justicia, reivindicar su memoria, como sucediera con Schliemann, descubridor de las ruinas de Troya.



La Puerta Falsa del Corredor



Marcos Lizama Webmaster
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